Roca Rey y Tomás Rufo, Puerta Grande en la penúltima de la Feria de la Albahaca 2025
La penúltima cita de la Feria de la Albahaca 2025 en Huesca tuvo como protagonistas la heroicidad de Roca Rey y el toreo de Tomás Rufo, quienes abrieron la Puerta Grande en una tarde de enorme exigencia ante una corrida de El Pilar bien presentada pero desigual de juego. La despedida de Joselito Adame quedó marcada por la falta de opciones, aunque recibió el reconocimiento unánime de la afición.
La despedida de Joselito Adame
Joselito Adame, que se despedía de los ruedos, no tuvo fortuna con un lote deslucido. En el primero, un toro grande y alto, destacó con naturales y una serie de molinetes de rodillas que levantaron a las peñas, pero la espada, desprendida tras un pinchazo sin soltar, le dejó en silencio tras aviso.
En su segundo, un toro de mucho perfil y embestida aplomada, puso voluntad sin que la faena despegara. Tras fallar con la espada, dio una vuelta al ruedo en medio de una calurosa ovación de despedida.
La heroicidad de Roca Rey
El momento más intenso llegó en el quinto toro, un colorado serio que, aunque se movió en los inicios, nunca llegó a entregarse. Roca Rey fue construyendo una faena de exposición y mérito, con muletazos profundos y firmeza en los terrenos de mayor compromiso. En el remate por luquecinas, sufrió una tremenda voltereta, quedando encunado y saliendo con la cara ensangrentada. Pese al golpe, volvió a la cara del toro para culminar la obra, siendo de nuevo volteado en la suerte suprema. Aunque la espada entró al tercer intento, el público pidió con fuerza y obtuvo una oreja.
En su primero, segundo de la tarde, el peruano se encontró con un toro de buena presencia y cuerpo largo que embistió con la cara alta, restando emoción. Lo mejor llegó al natural, buscando siempre alargar la embestida antes de meterse entre los pitones. La estocada baja tras aviso le valió otra oreja.
La rotundidad de Tomás Rufo
El sexto fue el toro de mayor movilidad de la corrida, especialmente por el pitón derecho. Rufo estructuró una faena ligada, con temple y trazo limpio, rematada con una estocada efectiva que le dio dos orejas y la Puerta Grande.
En el tercero, un toro negro fuerte y noble aunque justo de fondo, Rufo brilló especialmente sobre la derecha, logrando muletazos templados y ganando el celo del animal. El remate con la espada le valió una oreja más.