Roca Rey: entrega pura, heroísmo y Puerta Grande infiltrado
Convaleciente aún del percance sufrido en Huelva, Roca Rey dejó una tarde de figura consagrada, de esas que calan en la afición por la mezcla de sufrimiento y verdad. Su primero fue un toro con movilidad, aunque falto de clase. Tras un recibo variado y un quite ajustado, el peruano planteó una faena que fue subiendo de tono. El arrimón final, con el toro rozándole los muslos, encendió al público. Remató de buena estocada y cortó la primera oreja.
El quinto fue aún más exigente. Mansedumbre y poca raza, pero Roca lo metió poco a poco en su muleta con inteligencia y firmeza. Faena basada en la provocación, obligando al toro a seguirla. El broche fue, otra vez, marca de la casa: cercanías imposibles, aguante, y exposición sin trampa. Mató de estocada corta y cortó otra oreja, saliendo a hombros pese a estar infiltrado.