Morante en Palma de Mallorca
Morante de la Puebla: arte sin premio
Morante de la Puebla abría plaza con un toro de buenas hechuras pero manso. A pesar de los intentos del sevillano por lucirse a la verónica, el de Juan Pedro evidenció su condición huidiza desde los primeros tercios. Morante optó por abreviar una faena imposible. El toro rompió incluso las tablas en un intento por huir, accediendo al callejón tras ser apuntillado. Silencio.
Con el cuarto, Morante volvió a mostrar su personalidad desde el saludo capotero, variado y artístico. El toro, falto de fuerza, obligó al torero a construir una faena con mucha firmeza, temple y cercanía. El sevillano fue sorprendido por el toro en un momento de la faena, pero lejos de achicarse, culminó con bellas manoletinas de costado. Lamentablemente, el fallo con el acero le privó de un trofeo. Ovación.