Molina triunfa en su debut en La Malagueta con dos orejas
La plaza de toros de La Malagueta vivió una tarde de compromiso y esfuerzo en la que destacó con fuerza el debut del albaceteño Molina , que se presentó con dos orejas y dejó una grata impresión por su entrega y firmeza. El regreso de la ganadería portuguesa de Murteira Grave , triunfadora en ediciones anteriores, no respondió a las expectativas, con un encierro de presentación seria pero de juego desigual y escasas opciones de lucimiento. Pepe Moral sumó una oreja de mucho mérito, mientras que Pablo Páez , que tomaba la alternativa, se estrelló con un lote imposible.
Molina, firme y dispuesto
Al tercero de la tarde, más noble que sus hermanos, lo recibió de rodillas con una larga cambiada en el tercio. Con un toreo de trazo largo y mano baja, Molina cuajó una faena entregada y con temple que remató con una gran estocada. El público pidió con fuerza las dos orejas, pero el palco solo concedió una. Dio dos vueltas al ruedo en medio de una fuerte ovación.
Al quinto, de muy escasa entrega y con una embestida desigual, lo sometió a base de valor y firmeza. Siempre expuesto y tirando del toro, el albaceteño compuso una labor de mérito, coronada con una estocada trasera que le valió otra oreja, alcanzando así la puerta grande en su presentación malagueña.
Pepe Moral, mérito y firmeza
Recibió a portagayola al segundo, que manseó en los primeros tercios y puso en apuros a la cuadrilla. Con firmeza, el sevillano impuso autoridad en un inicio de faena por doblones. Aunque el toro se vino a menos, Pepe Moral le arrancó una oreja tras una gran estocada, premio a su disposición y firmeza.
Con el cuarto, toro descompuesto y sin desplazamiento, volvió a mostrarse entregado y voluntarioso, tratando siempre de someterlo. La espada, sin embargo, le privó de mayor premio: necesitó cinco pinchazos y una estocada tendida. Recibió un pisotón durante la lidia que le obligó a pasar a la enfermería.
Pablo Páez, alternativa complicada
El joven malagueño no tuvo la alternativa soñada. Al primero de la tarde, largo y alto de hechuras, lo intentó someter en muletazos de uno en uno, ya que el toro se metía constantemente por dentro. Cerró por manoletinas, pero con la espada se mostró inseguro: cuatro intentos hasta lograr media estocada. Escuchó un aviso.
En el sexto, muy parado y de viaje corto y descompuesto, tampoco tuvo opciones. Lo despachó de una estocada media baja tras dos pinchazos. Saludó palmas como premio a su voluntad en un debut sin lucimiento.