Ignacio Sánchez Mejías: torero, escritor y figura de la Generación del 27
Ignacio Sánchez Mejías nació en Sevilla el 6 de junio de 1891 , en el seno de una familia acomodada, propietaria de una próspera fábrica de maderas. Desde joven, mostró inquietudes diversas: el deporte, la tauromaquia, la literatura y el contacto con el mundo intelectual. Su vida se movió entre la arena de las plazas de toros y los salones literarios, lo que lo convirtió en una de las figuras más singulares de la España de su tiempo.
Inicios y carrera taurina
Su primer contacto con el mundo del toro vino gracias a su amistad con Joselito "El Gallo" , hermano de su amigo de la infancia Rafael Gómez Ortega. Y cuñado de Joselito y Rafael. Entró como peón en la cuadrilla de Joselito y debutó como novillero en Sanlúcar de Barrameda el 6 de octubre de 1910.
Tomó la alternativa el 21 de marzo de 1919 en Barcelona, con Joselito como padrino y Juan Belmonte como testigo, lidiando toros de la ganadería de Vicente Martínez. Ese mismo año confirmó la alternativa en Madrid el 6 de abril. Su estilo se caracterizaba por la valentía y la capacidad de enfrentarse a toros complicados, algo que le granjeó tanto respeto como las críticas.
Tras la trágica muerte de Joselito en Talavera de la Reina en 1920, Sánchez Mejías continuó como figura destacada, pero su carrera sufrió altibajos. Alternaron temporadas completas con retiradas temporales, ya que su vida iba mucho más allá de los ruedos.
Hombre polifacético
A diferencia de muchos toreros de la época, Ignacio cultivó una vida intelectual intensa. Fue aficionado al automovilismo, a la aviación, a la hípica y al boxeo , y llegó incluso a jugar al polo. Estudió en la Universidad de Sevilla y más tarde en Madrid, interesándose por la filosofía, la historia y la literatura.
En el ámbito literario, se relacionó con los miembros de la Generación del 27 , un grupo de escritores y poetas que incluía a Federico García Lorca, Rafael Alberti, Dámaso Alonso, Gerardo Diego y Luis Cernuda , entre otros. Financiaba y organizaba tertulias, y en diciembre de 1927 apoyó decisivamente el homenaje en el Ateneo de Sevilla a Luis de Góngora , acto fundacional del grupo.
Escribió obras de teatro como Sinrazón (1928) y Zayas (1930), así como artículos y ensayos taurinos. Su prosa combinaba la elegancia y el espíritu crítico, y abordaba tanto temas de toros como reflexiones sobre la vida y el arte.
Regreso a las calles y tragedia en Manzanares
Tras varios años retirado, en 1934, con 43 años, Ignacio decidió volver a torear, en parte por razones económicas y en parte por nostalgia de los tiempos gloriosos.
El 11 de agosto de 1934 , toreando en Manzanares (Ciudad Real) , sustituyó a Domingo Ortega en la corrida de la feria local. En el segundo toro de la tarde, de nombre Granadino y perteneciente a la ganadería de Ayala, Ignacio fue cogido gravemente en el muslo derecho. La herida, aunque inicialmente no parecía mortal, se complicó por una gangrena debido a la tardanza en recibir el tratamiento adecuado.
Falleció en Sevilla el 13 de agosto de 1934 , tras tres días de agonía, a los 43 años. Su muerte provocó una enorme conmoción en el mundo taurino y cultural.
Legado
Sánchez Mejías pasó a la historia no sólo como torero valiente, sino como puente entre la tauromaquia y la cultura. Fue amigo y mecenas de escritores, poeta ocasional, conferenciante y un verdadero personaje mediático de su época.
Su muerte inspiró una de las elegías más célebres de la literatura española: "Llanto por Ignacio Sánchez Mejías" (1935) de Federico García Lorca, compuesta por cuatro partes — "La cogida y la muerte" , "La sangre derramada" , "Cuerpo presente" y "Alma ausente" —, que inmortalizaron su figura en la poesía universal.
Hoy, Ignacio Sánchez Mejías sigue siendo recordado como un símbolo de modernidad, cultura y coraje, un hombre que encarnó el espíritu de una España que, en los años veinte y treinta, intentaba conjugar tradición y vanguardia.
.jpg)