Clemente en Huesca
Debutó en Huesca con una actuación de peso, uniendo clasicismo y raza en dos faenas que conquistaron a los tendidos. Al tercero, colorado y de embestida que se apagó pronto, lo llevó con temple y gusto, especialmente por el pitón izquierdo, dejando una gran estocada para cortar una oreja —aunque el público pidió dos.
Con el sexto, el mejor del encierro, firmó su obra grande: verónicas de sello personal, muletazos hondos, pases de pecho con una rodilla en tierra y remates con arrucinas y luquesinas. La estocada fulminante le valió las dos orejas y la Puerta Grande en su debut.