Aguado, torería sin opciones en Dax
El tercero, alto y de nobleza a media altura, embistió sin transmisión. Aguado lo llevó con elegancia y personalidad, pero sin poder conectar con los tendidos. Dos pinchazos y dos tercios de espada, aviso y descabello. Silencio.
En el sexto, bajo y bien hecho, hubo esperanza inicial. El toro empujó con bravura en dos varas y llegó encendido a la muleta, donde Aguado lo brindó al público. Sin embargo, tras una primera tanda prometedora, el toro se rajó por completo. El sevillano dejó destellos de clase antes de la estocada caída que le valió palmas.