¿Y si Joselito hubiera vetado a Belmonte? – La sombra del veto de Roca Rey a Morante

 

En el toreo, como en la vida, hay gestos que dejan huella más allá de los ruedos. Ayer en Santander, Roca Rey decidió vetar a Morante de la Puebla. El peruano, máxima figura del escalafón actual, se sintió incómodo compartiendo cartel con el genio sevillano. Alegó motivos de conveniencia, competencia o estrategia. Pero los aficionados, los verdaderos, nos preguntamos: ¿y si Joselito El Gallo hubiera vetado a Juan Belmonte?

La historia del toreo se construyó sobre rivalidades que elevaron la fiesta a una categoría de arte universal. Joselito y Belmonte. Ordóñez y Dominguín. El Viti y Camino. Ponce y Joselito… sin esos carteles compartidos, sin el cara a cara en la plaza, no hay leyenda. El toreo no se entiende sin competencia. Y la grandeza se forja en la comparación.

Roca Rey es, sin duda, un torero poderoso, taquillero, decidido. Pero gestos como el de Santander empañan esa posición de liderazgo. El toreo necesita grandeza en la arena… y fuera de ella. La ausencia de Morante fue una herida visible en los tendidos. El público lo notó, lo comentó, lo criticó. Algunos se sintieron estafados. Otros, decepcionados. No es cuestión de favoritismos. Es cuestión de torería.

Vetarlo es debilitar la fiesta. Es actuar desde el miedo o la soberbia, dos sentimientos que deben estar lejos de quien se asienta como figura. Porque cuando un torero renuncia al cartel compartido, no sólo esquiva la competencia, también le roba al aficionado la posibilidad de vivir la magia irrepetible de una tarde grande.

Ayer, Santander merecía una corrida de toros de verdad. De las que hacen época. De las que se recuerdan durante años. Pero lo que quedó fue una plaza llena de dudas y la sensación de que Roca Rey, por más que cortadas orejas, perdió algo más valioso: el respeto de la memoria taurina.

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