Roca Rey: una batalla con más exigencia que gloria


Plaza de Cuatro Caminos (Santander) Corrida de Victorino Martín – Lleno de “No hay billetes”

En un cartel que giraba en torno a su nombre, Roca Rey afrontaba uno de los compromisos más exigentes del verano: lidiar la corrida de Victorino Martín en una plaza entregada y llena hasta la bandera. Lo hacía bajo la presión de ser la gran figura del momento, con la feria a sus pies y la vitola de torero arrollador. Pero esta vez, el destino fue caprichoso. Su lote fue el menos colaborador y, aunque el peruano dio la cara , las faenas se quedaron a medio camino y con sabor amargo.

Segundo toro: voluntad ante la frialdad

El primero de su lote fue el toro más escaso de presencia del encierro, menos ofensivo por delante, más cómodo de hechuras. Aún así, tuvo sus teclas: fue tardo, sin inercia , pero con una embestida humillada cuando se le convencía.

Roca Rey lo recibió con verónicas, y al intentar quitarlo por delantales, el toro le barrio con los cuartos traseros, dejándolo a merced. El peruano, muy listo, se libró con un autoquite de reflejos. Fue un aviso de que la lidia no iba a ser fácil.

Ya con la muleta, el de Victorino ofreció pocas opciones al lucimiento. Las primeras tandas por la derecha fueron ligadas, con muletazos de trazo limpio, pero la faena se diluyó en su tramo medio . Solo en las dos últimas series, otra vez por la diestra, se acopló con mayor limpieza. Faltó emoción y conexión. La espada no viajó bien: media estocada tras dos avisos. Silencio .

Quinto toro: más poder, menos alma

El quinto fue un toro largo y con más caja, pero también con menos entrega. Embistió sin celo y con cierta aspereza. Su mejor virtud, el bordado; su defecto, la falta de finales.

Roca Rey, más atento esta vez, se colocó con inteligencia, buscó el pitón contrario y logró hilvanar varias series a base de inteligencia y técnica más que inspiración . Sin embargo, hubo varios desarmes que cortaron el ritmo de la faena, restándole mando y emoción.

La espada volvió a traicionarle: estocada defectuosa , trasera y contraria, que levantó protestas. El conjunto quedó sin brillo. Pitos tras aviso.

Conclusión: cuando el toreo no depende solo del nombre

No fue la tarde soñada para Roca Rey , y mucho menos la que buscaba su legión de seguidores que llenaron Santander. El toro no ayudó, pero tampoco terminó de cuajar faenas de impacto. Tuvo destellos de su capacidad técnica y su aplomo, pero le faltó ese plus de inspiración y autoridad que otras veces ha tenido incluso en terrenos difíciles.

Aun así, dejó el mensaje de que no se esconde ni se borra , y que su sitio como figura también se defiende en tardes cuesta arriba. Le faltó triunfo, pero no dignidad.


 

Comentarios

Entradas populares