Juan de Castilla: El poso de la madurez ante dos capítulos de distinta emoción
Juan de Castilla fue artífice de los momentos más intensos del festejo. Con el segundo de la tarde, un ejemplar de Veiga Teixeira medido de fuerzas pero noble en su comportamiento, el torero colombiano encontró pronto el pulso exacto a su oponente. De rodillas en los medios comenzó una faena vibrante, de conexión rápida y natural con los tendidos, que luego creció por ambos pitones gracias a su muleta templada y de trazo largo. El epílogo, adornado con circulares invertidas y bernadinas reunidas, puso la plaza en pie antes de una estocada que valió una oreja de peso.
Con el quinto, un imponente toro de Dolores Aguirre, Juan protagonizó un ejercicio de valor sereno. El astado, de embestida incierta y querencia hacia los adentros, exigió mando y firmeza. Castilla supo robárselos de uno en uno, en una faena de goteo lento pero intensa en emoción. La espada le negó el triunfo mayor tras dos pinchazos, pero el respetable, sabedor del mérito acumulado, le premió con una merecida vuelta al ruedo.
FOTOS: ROLAND COSTEDOAT
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