Emilio de Justo: entrega sin reservas y un rostro manchado de verdad

Volvió Emilio de Justo a Cuatro Caminos con el mismo compromiso que lo caracteriza: el de quien viene a jugarse la tarde, sin importar el precio. El extremeño, que ya sabe lo que es dejar su huella en esta plaza, no se guardó nada en su lote de La Ventana del Puerto y Álvaro Núñez. Enfrentó dos toros de escasa entrega, pero respondió con valor, temple y una actitud irreprochable.

Segundo toro Con casi 600 kilos y viaje incierto, el segundo no se lo puso fácil desde la salida. Siempre queriendo metere por dentro, sin fijeza y con peligro sordo. De capote, Emilio no pudo lucirse, pero sí en la muleta, donde, con oficio, consiguió algunas bruscas embestidas y robarle muletazos con mérito. La faena, llena de aguante, fue creciendo hasta el momento supremo: se tiró con rectitud a matar y fue violentamente volteado . Se levantó con la cara ensangrentada, señal de un esfuerzo sin concesiones. El público, conmovido, pidió la oreja, que fue concedida.

Quinto toro El quinto, serio de presencia, tuvo más clase que el anterior, pero escaso fuelle. Emilio, que ya había sido volteado una vez en el primer toro, volvió a jugarse el tipo en el quieto por chicuelinas, donde nuevamente fue prendido de forma violenta. No se arredró: comenzó la faena por alto, toreando con ritmo, mimo y tiempos medidos. Especialmente al natural, dejaron pasajes del gran templo. La faena, de pulso fino, fue empañada por un pinchazo hondo y un golpe de descabello. El premio se esfumó entre la frialdad del tendido, pero no el reconocimiento al esfuerzo: ovación sincera .

Emilio de Justo escribió una tarde seria, honesta, de las que no se camuflan en la estadística de trofeos, pero que dejan huella en el buen aficionado. Se fajó con dos toros difíciles y dio la cara incluso con la cara rota. Toreo con verdad.

Comentarios

Entradas populares